Editorial Educapaís Septiembre 2019

Editorial Educapaís Septiembre 2019

La crudeza de la emergencia educativa pone  en riesgo el año escolar 2019-2020

El inicio del año escolar debería ser un motivo de alegría y esperanza, la celebración del encuentro de voluntades que trabajan para un bien mayor. No obstante, los efectos de la emergencia educativa no pueden ocultarse y ponen en peligro la apertura del año académico 2019-2020. A pesar, de la insistente propaganda oficial que anuncia “un regreso a clases con alegría”, la cruda realidad que viven las instituciones educativas contradice las notas de prensa del  Ministerio de Educación.

En su artículo “Agonía y resurgir escolar” el Padre Luis Ugalde expone el balance de las políticas educativas gubernamentales:

 Pero en el curso 2018-2019 el gobierno ha batido sus récords negativos y ha dejado a la escuela sin maestros, sin alumnos y sin  presupuesto. (…)El éxodo de educadores es desolador y la escuela sin esperanza se vacía de jóvenes.  La  crisis del régimen es general  y afecta a todos los sectores pero  nada es de tan graves consecuencias  como la ausencia escolar de 40 o 50%  de los alumnos, la desnutrición de cientos de miles de niños  y el desolador abandono de las universidades del futuro.[i]

Las tablas salariales impuestas por el Ministerio  de Educación desconocen los compromisos asumidos por la contratación colectiva y condenan al sector educativo a sueldos de miseria. En declaración del profesor Orlando Alzuru  Mendoza, presidente de la Federación Nacional de Maestros, “… la pobreza  y la miseria acosan el oficio docente”[ii] lo que unido al deterioro de la infraestructura escolar, las deficiencias del programa de alimentación escolar, las fallas en el suministro de agua y servicio eléctrico, los costos y el deterioro del trasporte  dificultan en extremo el regreso a clases. Para el profesor Jesús Malavé, presidente del Sindicato Unitario del Magisterio del estado Sucre, estas son las razones que esgrime la dirigencia sindical para insistir que no existen  condiciones reales para  el comienzo del nuevo período escolar.[iii]

Los gremios docentes convocaron a una protesta nacional el 16 de septiembre, fecha de inicio de las clases, para defender el derecho a condiciones laborales dignas que  permitan el ejercicio de su profesión. Los representantes gremiales afirman “… que la vocación, la disposición, y voluntad de los educadores la supera el mismo hecho de la sobrevivencia de estos profesionales, quienes también son padres y madres de familias con el compromiso y el deber de garantizarles a sus hijos alimento, educación y vestimenta” [iv] La protesta de los docentes concentrada frente al Ministerio de Educación fue contenida por las fuerzas del orden público, la policía y la guardia nacional bolivariana impidieron  que los docentes llegaran hasta la Vicepresidencia de la República para exponer la realidad de la emergencia educativa y desmontar la propaganda mediática que afirma, sin desenfado, que más de ocho millones de niños volvieron a sus aulas.[v]

El recorrido noticioso en el ámbito educativo evidencia la crisis generalizada en todo el territorio nacional. Ningún rincón de nuestra geografía se escapa del estado de precariedad que acentúa los dolorosos índices de deserción y ausentismo escolar.  El presidente de la Asamblea Educativa, profesor Tulio Ramírez, denunció que las precarias condiciones laborales de los docentes “…obliga a emigrar  o bien cambiar de oficio para poder subsistir”[vi], situación que empeora debido a la estrategia gubernamental de sustituir a los profesionales de la enseñanza por “… maestros exprés formados  en un curso de 450 horas (unos cinco meses) sin la preparación pedagógica que se imparte en las carreras profesionales de las escuelas de educación e institutos pedagógicos del país.”[vii]

La realidad inocultable de la emergencia educativa es concebida por las autoridades gubernamentales como fruto de la intriga y la conspiración de sectores desafectos a la revolución. En entrevista otorgada por Aristóbulo Istúriz  en el programa Al Aire, trasmitido por Venezolano de Televisión, el ministro de Educación informó: “…sobre el inicio de un proceso de sustitución de maestros que por la campaña contra Venezuela  y la guerra económica se han ido del país”[viii] Indicó las medidas implementadas por el gobierno para superar las maniobras de la trama sediciosa: “Sabemos por dónde va la conspiración. No por casualidad se creó la Universidad del Magisterio o se han incorporado  a jóvenes del Plan Chamba Juvenil son respuestas que se dan ante la coyuntura.”[ix]

Sin atender a las causas estructurales de la emergencia educativa, se pretende imponer  un regreso a clases con alegría. El Observatorio Educativo señala las condiciones de precariedad e incertidumbre con que inicia el año escolar y resalta las contradicciones entre lo anunciado por los voceros oficiales y la descarnada realidad:

“Por una parte, el ministerio de Educación gira instrucciones para que en todas las escuelas se regrese a clases “con alegría”, en las notas del ministerio, se anuncian la garantía de entrega de útiles, uniformes y la presencia del programa de alimentación de las escuelas;  pero por la otra, en la zona educativa, se advierte que las escuelas trabajarán medio turno  hasta que llegue el PAE (…)  Adicionalmente, existe mucha incertidumbre sobre el Programa “Una gota de amor para mi escuela en Resistencia”, no se tiene información precisa sobre las condiciones de cada una de las escuelas, en algunos casos, la “gota de amor” no llegó o no fue suficiente (…)”[x]

  

Las muestras de alarma provienen de todos los sectores del mundo educativo. La Asociación Venezolana de Escuelas Católicas denuncia que“… desde septiembre del año pasado contabilizan 7000 renuncias, de las cuales el 80% son de maestros”[xi].  Por otra parte, Fundaredes, la Fundación Andrés Bello, Proyecto 860 y Movimiento Vinotinto denuncian el grave deterioro de la infraestructura de los planteles escolares y la falla continua de los servicios básicos. Los sindicatos como Sinprotec,  Sitraenseñanza, Colegio de profesores, Colegio de licenciados y Fenatev evalúan las acciones a desplegar en todo la geografía nacional. Desde Fenasopadres se respalda la protesta del gremio docente, reconociendo: “… que están reclamando  sus reivindicaciones y sus preocupaciones tienen que ver con la desprofesionalización de la docencia”[xii]

Frente a esta realidad, la mayor amenaza es la  indiferencia que nos convierte en cómplices, silentes y acomodaticios. Asumir nuestras responsabilidades en la reconstrucción del tejido social implica sumar esfuerzos para superar la agonía y materializar el renacer educativo. En palabras del Rector de la Universidad Católica Andrés Bello, Francisco José Virtuoso:

 “Tenemos  que seguir fortaleciendo la esperanza con el compromiso de cada uno (…)  sacudirnos el pesimismo y los miedos, convertirnos en personas corajudas, valientes,  creativas, capaces de asumir con entusiasmo nuestra misión de educadores y entender y vivir nuestro trabajo como un medio fundamental para producir vida abundante para todos. Son tiempos para  cultivar la pedagogía de la esperanza comprometida.”[xiii]

En consonancia con este llamado la Escuela de Educación de la UCAB  creó un sistema de evaluación en línea de los aprendizajes de los estudiantes de Media General. El sistema evalúa competencias en las áreas de Matemáticas, Ciencias Naturales y Biología, Habilidad Verbal y Ciencias Sociales.[xiv] El sistema fue desarrollado dentro del Programa Reto País  y  estará disponible gratuitamente por dos meses a nivel nacional.  De igual manera, la Escuela de Educación inició un censo para identificar a los interesados en participar en dos planes: uno para capacitar bachilleres que actúan como docentes emergentes a través del Programa Especial de Docentes en ejercicio y otro para licenciar a profesionales universitarios de carreras distintas a la educación mediante el Programa Especial de Licenciatura en Educación.[xv]

El Boletín Educapais celebra estas iniciativas y brinda este espacio para difundir las experiencias exitosas que evidencian la voluntad de vencer la adversidad con el esfuerzo mancomunado de los todos actores sociales comprometidos con el resurgir educativo.